martes, 24 de junio de 2008

1991-1994 LXIX

Escribo muchos poemas de amor,
¡Y ninguno para mi!

domingo, 22 de junio de 2008

1991-1994 LXVIII

La lógica de la sencillez
de los sentimientos
del convaleciente a ojos ajenos
son complejas manifestaciones
de extraña locura,
¡Creada por la hermosura!

sábado, 21 de junio de 2008

1991-1994 LXVII

Esencia de feminidad
perfumando tu piel.
Sensuales movimientos
dibujan tus labios.
Grandes ojos
mielosos
que me mirar.
Entrelazados nuestros dedos
paseando por la arboleda
pidiéndonos besos
al imaginar un poco más allá.

viernes, 20 de junio de 2008

1991-1994 LXVI

¡Oh! Mis poemas
de amor
o desamor.
Versos largos
y cortos
de morir
o moribundos.
Rimas buenas
o sin rimar
de cosas sueltas
sin sentido
o con muchos.
¿Y quién sabe
cuando se acaban?
¿Se terminan acaso
en la ultima palabra,
o sigue aun dentro,
todavía en mi?

miércoles, 18 de junio de 2008

1991-1994 LXV

Un día quise regalarte una flor
que te recordase mi amor,
blanca por tu pureza,
blanca por tu belleza.
Y desee que no marchitara
hasta que no te amara
u otra te regalara.

martes, 17 de junio de 2008

En soledad

En una pequeña habitación, mis ojos se acostumbran a la penunbra. Miro como pequeños puntos de lus traspasan la persiana. En mi mente está ella, que allí en la lejania dejé, al marchar. Con palabras cortas, con un beso y una última mirada.
Los minutos pasan con la lentitud de quién no tiene más que pensar, pensar en ella. Imagino donde estará, como sonreirá a su querida sobrina y que comerá. Con el pensamiento recorro con ella, la vida que deseo tener, junto a ella.
Acurrucado en un extremo de la cama, espero (y deseo) que me abrace, notar su respiración y como me mece hacia un dulce sueño.

lunes, 16 de junio de 2008

1991-1994 LXIV

Alma, hija de Dios
en estrecho cuerpo.
Alegre y pizpireta
de corazón.
Tan llena de bondad
que la conserva
ingenua e inocente.
Amable, despreocupada
de su risa fácil.
Niña de la época creciendo
como en la panadería, el pan
aun sin dorar en el horno.

domingo, 15 de junio de 2008

Tiempo de apretarse los machos

Llevo unos cuantos días sin un pequeño tiempo , par escribir algo un poco más interesante (si es que alguna vez lo he hecho). Podría decir que estoy de trabajo hasta arriba, o que mis caseras obras me subyugan, pero, esa no es la realidad. Sin saber como, ni tampoco porque, el tiempo pasa delante de mi con tal rapidez que a cada instante me veo empujado lejos del teclado.
Y cunado alguna idea, más o menos decente me pasa por la cabeza, estoy en una situación que no me permite recordarla (eso lo mismo también se debe a la falta de riego cerebral en al mayor pare de día).
Como algunos habrán imaginado, sí, aún no he acabado de reacondicionar mi casa. Y menos mal que es pequeñita. Pero no me desanimo, ya queda menos. (pero pon la escusa de la huelga que queda muy bien).
Ahora con la subida de precios, muchos andamos un poco más justos de lo justos que íbamos ya. Eso por si no se entiende bien, significa que en vez de comerse un sándwich con dos laminas de fumar de mortadela, ahora toca solo una y una rebanada de pan doblada por la mitad. Ya no te puedes ni permitir el cartón de Don Simón, ahora agua del grifo.
Me nos mal que yo soy como los osos, que voy acumulando grasas, para los días de ayuno.

miércoles, 4 de junio de 2008

1991-1994 LXIII

Tan suaves, en mi boca,
tan dulces, melocotones en almíbar.
Son alucinaciones
manchas en mis ojos,
que llenan mi imaginación.
Pequeños y firmes
golpes sobre mis manos.
Endiabladamente duros,
con la mirada bien alta
siempre hacia mis ojos.
Son espirales flotando
siempre dentro de mi inspiración.

domingo, 1 de junio de 2008

1991-1994 LXII

Espirales de estrellas
en ciegos ventanales.
Torreones castrados
de castillo embrujado.
Una princesa transparente
asesinada con engaño.
Ahora vive sin muerte,
así entonces atrapada.
La tierra angosta,
arrasada por el tiempo,
del jardín sin flores.
Ahora solo pisado
por locos coyotes.
Cientos de historias,
batallas, en las piedras
negras como pez.
Leyendas y costumbres
cubiertas de polvo.
A la mirada de luna
solo ojos de gato
dominan el mundo.
Y su llanto en eco
traspasa muros,
mientras lagrimas
caen lentamente
recorriendo hacia el suelo
un eterno espacio.
Un lobo aúlla
en su lapida caída,
recordando desgracias
y caricias repudiadas,
todavía sin venganza.
El aire rehúsa del lugar,
huye despavorido
arremolinando polvo,
hojas pardas y secas
danzando alocadas.
Vastos prados grises
son un negro reino,
un odioso peso,
que hunde y hunde
en más profundidades,
profundidades estrechas
de desesperantes tentativas
de salir a flote.
Solo imaginar llegar,
surgir en la superficie,
por encima, al menos
una respiración profunda,
sobre inmundicias,
sobre todas, absolutamente
todas las pesadillas.
Y aun más siquiera,
si aun dudase
de lo imposible
por ella realizado,
sobrevolar en el infinito
a todo existir,
ya material
ya imaginado,
también pensado,
hablado, evocado
simplemente deseado
o jamás soñado.
La sangre fluyendo
caliente y dulce,
horrorosa a los ojos
de mentes empobrecidas
y ocultadas de esencia,
por piel, piedras,
bocas, venas,
llenando estómagos,
vírgenes de miedo,
blancos de odio,
sin ninguna impureza
trozo o parte de amor.
La indiferencia
entre muchas caras
se deja transcurrir.
Implacable galera,
abierta y sin salida
presente en cada uno
e indetectable por si,
enferma de gula,
de incontrolable destrucción,
infalible seducción.
Se adentra en las puertas
ahora ya abiertas
de cotos antes vedados.
Su dulce vino derramado
y las campanas quedan mudas
a oídos de dioses sordos.
Aun con hierba alta
y con plegarias de voces graves
siguen todavía deseando
ser eses toscas esculturas.
Alrededor, en las ciénagas
se deshace la madera podrida
de algún viejo barco hundido,
en lo que él era
y lodo pegajoso ahora es.
Sobre negra cubierta
un fuerte hedor delata
feto muerto entre manos
de un anciano achacoso5
en espera de golondrinas turcas
que traerán su destino.
Mientras enjugados los ojos
en lagrimas creídas extinguidas,
lo mira, tras arañadas cortinas,
ella aun dolida.
Arrancadas con desprecio
ilusiones, deseos, amores.
Ya un mismo instante
seguía siendo igual
y convertida en lo contrario
sin esperanza en un corazón
que había dejado de latir.
Excluida de una carne
creída pecadora por él,
y repudiada también.
En silencio, se sentía necesitado,
dependiente y enloquecido,
de apariencia ya tranquila,
en su cara marcada la resignación
y en su interior la cavilación
del momento de extirpar
el cáncer que le carcomía,
a grandes mordiscos el orgullo.
Detrás de cada sombra
vigilando y conspirando,
mientras a la luz
su faz la parecía amar.
Incluso en un momento,
quizás de debilidad,
quizás de cansancio,
podría parecer perdonar.
Poseído y sin razón
queda convertido
en un absurdo asesino.
De un incondicional amor,
sin saberlo ni buscarlo,
a un necesitado amor,
más propio de amante,
prohibido y pecaminoso.
En su recuerdo
la conciencia clava sus espuelas
afiladas, envenenadas.
A través de sus arrugas
le recorren las mejillas
lagrimas negras,
densas como su amargura,
pesadas como su carga.
A su alrededor en brumas hediondas
su nombre susurrado
pasa de aquí allí,
de allí aun más allá,
a lo lejos en el olvido.
Consumido en espera,
de clemencia o penitencia,
murmura sin sentido
lo que alguna vez fueron palabras.
Obsesionado no entiende
esta, su condena
eterna, final.
Y ella arrastrada con su furia
inocente, sin pecado
que el de amar.
Encerrada en una tierra,
en un reino desolado.
Mas aun solo ha comenzado,
es el principio del circulo,
del ciclo esencial.
Los que aquí ya han estado
muy bien lo saben.
A cada vuelta todo cambia
todavía más a peor.
Las rocas se vuelven desnudas
ardientes y negras.
Mas sienten como crece en ellos
el frío en su interior,
en el centro de su alma.
Una claridad brumosa
avanza somnolienta
entre humos negros,
que del suelo escapan
para envenenar el aire
ya de principio rancio.
Bajo la niebla, la tierra
se rompe y se abre.
Si sobre ella algo había
sin más desaparece,
y en su interior
la iluminan rayos,
que dan y quitan la vida
en mil direcciones diferentes
en infinitos sentidos
o en ninguno a la vez.
Concretar en lo más ínfimo
toda esa dilatada existencia.
Mas aun esto no es el final,
siquiera consigue ser eterno,
tan solo es algo vano,
realmente insignificante aquí.