martes, 24 de marzo de 2009

1994-1997 LXXXIX

Ya no duermo,
ya no sueño,
mi alma se ha ido.
Mi cuerpo se pudre,
perece de dentro a fuera.
La sangre de mis venas
se seca.
Con ciega esperanza
me aferro al pellejo que soy,
imaginando un milagro.

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