viernes, 14 de agosto de 2009

Días de verano

Pegajoso, cansado, medio dormido y absurdamente hambriento. Las consecuencias del calor sobre el cuerpo y la mente humana son devastadores. Tan solo hace falta un par de días de supuesto descanso veraniego, para sumir a cualquiera en un estado semivegetativo. Sera seguramente por nuestros genes de supervivencia, es decir, nuestra máxima predisposición a ser vagos redomados.

Estamos en una epoca economicamente inestable, o incomprensible, llamada "crisis". En la cual, la gente se va de vacaciones y llena hoteles, restaurantes y/o chiguintos; los bancos ganan más que ayer, se venden más coches y la gente sigue comprando televisiones de plasma de 42 pulgadas. Eso si, las quejas sobre lo mal que lo están pasando vienen de todos lados.

En verano es como si el mundo fuera a camara lenta, todo cerrado por vacaciones (bueno eso era antes, que ahora en Madrid ya no cierran ni en fiestas), turistas por todos lados (que sí, que siguen viniendo) y mucha carne al fresco (eso no cambiara jamás). Es epoca de disfrutar de no hacer nada.

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