domingo, 4 de octubre de 2009

1997-2000 XXVI

Ya antes te había mirado a los ojos,
antes incluso de saber tu nombre.
Soñé tan sólo que me mirabas
y cuanto más deseaba acariciarte
más y más lejos te hallabas,
y mi corazón se deshacía
perdiendo yo el color y la vida.
Creí al despertar estar más allá,
y tan sólo era otro día.

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