miércoles, 30 de septiembre de 2009

1997-2000 XXV

Sería fácil
darte algo ya escrito.
Sería simple
olvidar lo prometido.
Si en cada mujer
la sonrisa, la mirada
es única.
Por qué no ha de ser
para ella, la palabra
tan única.
Entonces así decir,
tus ojos
tan melosos.
Entonces así pedir,
tus labios...
y besarlos.
Con una mano en tu cintura
los pies flotando,
los sentidos en tu figura.
Con palabras en la mirada
la piel rozando,
la cambia en la callada.
Peinar con los dedos tu cabello.
Sentir el perfume de tus pechos.
Tomarte de una mano
y llevarte andando,
bajo los almendros
y junto al arroyo,
a contarte versos
y robar tus besos.

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