domingo, 28 de octubre de 2007

En blanco


Ya andamos con lo mismo, no saber que poner en este dichoso lugar. Papel sin cuadritos, de esos que te permiten escribir en una linea recta, con letra redondita (en mi caso ratonera, deslabazada e inteligible). Que doloroso tiempo mirando el blanco de la pantalla, e intentar acordarte de lo que hace un ratillo pensaste que sería chulo escribir.
Pones música para ver si te inspira un poco, y con los ojos mirando las paredes, como si ellas pudieran darte la respuesta a una pregunta imposible. Buscas entre tu diccionario interior una palabra que comience la conversación entre tu imaginación y el fosforescente destello del monitor. Algo te dice que los minutos pasan sin el menor rastro de una idea mínimamente decente.

Con total convencimiento, te dices que la próxima vez lo apuntaras, aunque sea en la ducha, aunque sea conduciendo a 140km/h. Que esas pajas mentales no se pueden escapar ni una vez más. Te sientes tan frustado, por no tener ni siquiera un chiste, una critica a lo que sea (que hay mucho que criticar, que eso no cuesta).
Te vas a la nevera a tomarte un refresquito, y no encuentras más que un bote de tomate frito reseco, un queso que era fresco y ahora mas bien parece cabrales. O quizás un café, con esos posos que se han acumulado durante meses, buscas una taza limpia y te dices que algún día deberías limpiar un poquito, al menos una vez a la semana (de dicho al hecho hay un buen trecho).

Al final lo único que te sale es un sarpullido en el culo de tanto estar sentado, mirando como brilla la pantalla.

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