miércoles, 13 de enero de 2010

1997-2000 LXX

Que mi mirada no comprende
la leve sonrisa en tus labios
o semejante perfección, tu nariz;
no es sino por belleza
de tus ojos en la profundidad
y la callada agitación
que tus manos apremian.
Que me turba el ser
en tu cuello un palpito,
el deseo de una caricia leve
sobre porcelana piel,
perfumada de frescura natural
es sino de mi vida
olvidar esto al término.

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