martes, 9 de febrero de 2010

1997-2000 LXXXII

Si en mi mente está todo
cómo puedo perder el control
qué me empuja a la destrucción.
Todo está unido a mi cuerpo
y a cada movimiento mío
cambia el paisaje alrededor.
No está más allá de mis ojos
las realidades de este mundo,
pero aun así tampoco yo
puedo libertinamente cambiarlo
y romper la reglas del juego.
Todo llego a comprenderlo
si con pequeños movimientos
y rápidamente lo pienso;
aún llegando a la única conclusión
que al tener que ser dios
todo ha de ser siempre yo.

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