jueves, 22 de noviembre de 2007

Veintinueve

...jugamos a amarnos sin tocar nuestra piel, que siente escalofríos. Con la mirada nos desnudamos, llegamos a estar muy juntos, notando el calor del otro. Y con palabras nos acariciamos, desde los muslos al pecho, hasta los labios. Jugamos a dejarnos seducir, a caer en la tentación de poner la mano en el otro.
Es difícil contenerse, mantener el celibato ante el sexo opuesto que ofrece, que expone su excitación, amen de que su amante lo tome y sacie sus deseos...

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