domingo, 16 de diciembre de 2007

Treinta y dos

...tu corazón golpea mi oído, es lento y rítmico, acompasado con la respiración. Tienes los ojos cerrados y los labios secos. Duermes. La sabana cubre nuestros cuerpos, roza nuestra piel. Sientes tanto la tela como mi mano, deslizándose lentamente a lo largo de ti. Te mueves instintivamente; me enseñas todas tus curvas. La noche es calurosa y pequeñitas gotas de sudor, que brillan con la luna, te cubren como en un manto e estrellas. Desde el cuello, por los pechos y el vientre, hasta el monte de Venus lamiéndote recojo el sabor de las gotas saladas. Tu aroma dulzón de un golpe por mi nariz, me lleva a desearte más, a necesitar darte más placer. El sonido de tu corazón es más rápido, la respiración a veces interrumpida. Mueves el cuerpo, retorciéndote; escapas deseando no escapar. te muerdes los labios, resecos pasas la lengua humedeciendolos. En tu sueño alguien te hace el amor, te llena...

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