miércoles, 10 de enero de 2007

Atontarrao

Normalmente es después de la comida, cuando la sangre baja al estomago y te entra esa soñera tontina, que te invade lentamente. Y que tú no quieres... mejor dicho... no puedes dejar avanzar cuando te esperan otras tres horitas mas de curro.

Pues hoy a mi no me ha dado, no me ha dado después, sino al comienzo de la comida. Como si de sonniferos estuviera sazonada (porque saladilla si que me ha salío!). Lo peor es esto de comer en la oficina. Buscate un lugar donde echar una cabezadita, olvidate de "esto tenía que estar para ayer" o de la llamadita del cliente de turno (porque se turnan para fastidiar). Total, una utopia, como tantas en esta vida.

Ahora en unos muy breves minutos, al tajo de nuevo.

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